La manera en que los niños y jóvenes se comunican con sus padres y cuidadores influye notablemente en su autoestima, seguridad, relaciones sociales y manera de afrontar los retos de la vida. Una comunicación abierta, respetuosa y afectiva es clave para la construcción de una personalidad sana y equilibrada y actúa como un factor protector frente a patologías psicológicas en la adolescencia y adultez.
A continuación, presentamos sugerencias que facilitan el acercamiento afectivo con sus hijos y asertividad en la comunicación familiar.
Preescolar
En esta etapa los niños comienzan a expresar sus emociones con palabras y gestos. La manera en que los adultos responden influye en cómo aprenden a regularse y a confiar en sí mismos.
Recomendaciones para casa:
• Escuchar con atención lo que el niño quiere decir, aunque sea con frases simples.
• Validar sus emociones: “entiendo que estés triste” o “veo que estás feliz”.
• Utilizar cuentos y juegos de roles para enseñar a expresar sentimientos.
• Evitar ridiculizar o minimizar lo que el niño comunica.
Primaria
Los niños buscan expresar opiniones propias, necesitan sentirse escuchados y respetados para fortalecer su identidad.
Recomendaciones para casa:
• Dedicar un tiempo diario para conversar sobre lo que pasó en el colegio.
• Promover la resolución de conflictos mediante el diálogo en lugar del castigo.
• Respetar sus ideas, aunque no siempre se compartan.
• Fomentar la empatía: preguntar cómo creen que se siente el otro en determinada situación.
Bachillerato
Los adolescentes experimentan cambios emocionales y buscan independencia. La comunicación abierta y de confianza con la familia es vital para prevenir riesgos y fortalecer su personalidad.
Recomendaciones para casa:
• Establecer espacios de diálogo sin juicios, escuchando más que aconsejando.
• Reconocer sus logros y valorar sus opiniones, aunque difieran de las de los adultos.
• Hablar sobre temas difíciles (amistades, redes sociales, emociones, proyectos de vida) con respeto y confianza.
• Mostrar coherencia: el ejemplo de los adultos en la manera de comunicarse impacta directamente en cómo ellos se relacionan.
La comunicación familiar no es solo hablar, es escuchar, comprender y acompañar. Cuando un niño o joven se siente escuchado, desarrolla confianza en sí mismo, seguridad emocional y relaciones más sanas, pilares esenciales para una personalidad fuerte y equilibrada.
Claudia Patricia Bacca
Neuropsicóloga