Familia y colegio: un mismo equipo por el bienestar de los niños
Educar a un niño es una tarea hermosa, pero también desafiante. El colegio enseña, orienta y acompaña, pero nada de eso tiene verdadero impacto si en casa no se respira el mismo mensaje. La familia siembra valores, límites y hábitos que solo cobran sentido cuando el colegio los refuerza. Por eso, más que dos escenarios separados, familia y colegio deben ser dos voces que se armonizan en una misma canción.
A veces, sin darnos cuenta, los adultos caemos en el error de mirar el colegio desde la crítica: “¿por qué hacen eso?”, “yo no lo haría así”, “no me parece la forma”. Pero detrás de cada decisión educativa hay un propósito, una intención pedagógica y un equipo de profesionales que piensa en lo mejor para los niños. Cuando los padres se acercan desde la confianza y el diálogo, los resultados se notan: los niños se sienten respaldados, entienden los límites con mayor claridad y desarrollan una mirada más positiva hacia el aprendizaje y la autoridad.
La educación no se trata de quién tiene la razón, sino de cómo construimos juntos el camino. Cada conversación, cada correo, cada encuentro con los docentes puede convertirse en una oportunidad para sumar y no para señalar. Los niños observan, escuchan y aprenden de la manera en que los adultos se relacionan entre sí; si ven respeto y colaboración, aprenderán a actuar de la misma forma.
Nuestra invitación para este mes
Durante este mes de noviembre, mientras avanzamos en las evaluaciones del primer período y nos preparamos para compartir la Santa Misa y la celebración del Thanksgiving o Acción de Gracias, recordemos que el mejor regalo para nuestros estudiantes es ver a sus familias y a su colegio caminando juntos, con amor y coherencia.
Hagamos equipo, construyamos confianza y mantengamos vivo el puente entre el hogar y el colegio. Nuestros niños no solo lo sienten: lo reflejan en su alegría, su seguridad y su amor por aprender.
Natalia Patiño Benítez
Psicóloga




